No es una película larga y no necesita serlo para atrapar y agitar a su espectador con su claustrofobia histórica. En gran parte, esta producción se inspira en la vida real, ficcionada en menor medida de lo que se quisiera, basada en esa toma-retoma del Palacio de Justicia, terrible y devastadora, de final conocido, pero cuyos pormenores se siguen esclareciendo. Y si bien el desarrollo de lo sucedido hace cuarenta años se ha documentado extensamente (cerca a ese triste aniversario Editorial Planeta lanza también un libro sobre todos esos registros testimoniales, y seguramente no será el único), esta producción deja en claro que hacía falta sentirlo en los huesos .
Después de una prolífica carrera como director de comerciales, el bogotano Tomás Corredor, de 49 años, da el salto al cine c