Edward Rojas Vega, un destacado arquitecto chileno, ha dejado una huella imborrable en la arquitectura de Chiloé. Nacido en 1951 en el campamento minero de Potrerillos, Rojas se trasladó a El Salvador, donde comenzó a interesarse por la arquitectura. Su formación en la Escuela de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile, donde se graduó con honores, lo preparó para convertirse en un referente en su campo.
En 1977, Rojas se mudó a Chiloé, atraído por la cultura y el paisaje de la isla. Fundó el Taller de Arquitectura Puertazul junto a Renato Vivaldi, donde promovieron la cultura local y trabajaron en colaboración con artesanos y maestros de la zona. Su enfoque en la arquitectura vernácula y el uso de materiales nativos ha sido fundamental en su obra, que incluye proyectos emblemáticos como las Cocinerías La Dalca y el Internado Campesino San Francisco.
Rojas ha sido un ferviente defensor de la cultura chilota. Durante la dictadura, luchó para salvar los palafitos de Castro de la demolición, logrando preservar cuatro de los cinco barrios existentes. Su compromiso con la comunidad y la cultura local le valió el reconocimiento del Colegio de Arquitectos de Chile en 2016.
En el ámbito académico, Rojas ha sido director de la Universidad ARCIS Patagonia y profesor en diversas instituciones, donde ha promovido un enfoque multidisciplinario en la enseñanza de la arquitectura. También fue uno de los fundadores del Museo de Arte Moderno de Chiloé, un espacio que refleja su visión artística y cultural.
Su trabajo ha sido reconocido con el Premio Nacional de Arquitectura 2016, el más alto honor en su país. Rojas no solo es arquitecto, sino también escritor y artista visual, convirtiéndose en un símbolo de la identidad cultural de Chiloé. En sus propias palabras, anima a los futuros arquitectos a explorar y desarrollar propuestas contemporáneas en las provincias, destacando la importancia de las energías locales en la creación arquitectónica.