Uno a uno, con paso firme y bajo la mirada expectante del público, iban apareciendo los verdaderos protagonistas de la mañana: los campeones de la raza de pastor carea leonés. La plaza de San Isidoro, completamente abarrotada, con todas las sillas ocupadas y decenas de curiosos de pie, fue testigo de un desfile que mezclaba tradición, orgullo y pasión por esta raza autóctona de la provincia de León.

El primero en salir fue Coco, descrito por los pastores como uno de los ejemplares más completos. De complexión atlética, con un cuerpo ligeramente más largo que alto, su porte demostraba por qué ya había logrado coronarse campeón en Madrid.

Era el vivo ejemplo de la selección natural y la resistencia que caracteriza a estos perros de trabajo, nacidos para acompañar al ganado y soportar larga

See Full Page