El reciente anuncio de eliminación de retenciones sería una excelente medida si resultara permanente. Incluso en carácter transitorio, puede tener efectos positivos, siempre que la baja en la recaudación fiscal -el mal llamado “costo fiscal”, como si al Estado le costara no extraer del sector privado- no se compense con un aumento de la presión tributaria desde otro frente. En ese caso, no pasaría de ser un mecanismo perverso para hacerse de dólares y luego malvenderlos a precios irrisorios.

No se percibe, más allá del discurso, intención real de reducir la presión fiscal, según lo presentado en el Presupuesto 2026.

El apoyo del Tesoro de Estados Unidos resulta negativo y, una vez superada la euforia, el mercado lo registrará. Este clima de entusiasmo, de hecho, es aprovechado por lo

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