Las aves de las ciudades desarrollaron adaptaciones para sobrevivir en entornos dominados por el ser humano. Entre el tráfico , los ruidos constantes y la urbanización creciente, los animales deben ajustar sus rutinas. Un estudio internacional reveló que uno de los factores que más incide en estos cambios es la contaminación lumínica .

La investigación se ha centrado en cómo la exposición prolongada a la luz durante la noche modifica los ciclos de canto. Los datos recogidos apuntan a que esta alteración no es un fenómeno aislado, sino que se repite en diferentes regiones del mundo y afecta a centenares de especies .

¿Cuál es el efecto de la contaminación lumínica sobre las aves de las ciudades?

La contaminación lumínica se define como toda forma de iluminación artificial que interfiere con la oscuridad natural. Esto incluye farolas, luces de rascacielos, faros de vehículos y ventanas iluminadas. En las aves de las ciudades, esta exposición tiene consecuencias directas sobre su comportamiento vocal.

De acuerdo con el trabajo liderado por la Universidad del Sur de Illinois, la duración diaria del canto se amplía en torno a 50 minutos cuando los animales viven en áreas iluminadas de manera continua. El estudio, publicado en Science , señala que los pájaros inician sus vocalizaciones antes del amanecer y las prolongan más allá del anochecer.

El análisis se fundamentó en más de 2,5 millones de registros del inicio de canto y 1,8 millones sobre el final de la actividad. Los datos proceden del proyecto BirdWeather, que combina grabaciones realizadas por voluntarios, monitorización acústica y técnicas de aprendizaje automático.

Se evaluaron más de 500 especies de aves diurnas y se integraron mediciones de luz artificial nocturna mediante imágenes satelitales. Los resultados confirmaron un patrón consistente: las aves de las ciudades cantan durante más tiempo en comparación con aquellas que habitan en condiciones naturales de luz y oscuridad.

El investigador Brent Pease explicó a la agencia científica SINC que estas alteraciones se producen porque las luces artificiales modifican de forma rápida los ciclos que los organismos han usado durante milenios como guía vital.

Las consecuencias biológicas para estas aves: poca claridad para los científicos

Uno de los aspectos más destacados del trabajo es la incertidumbre sobre las repercusiones biológicas de este fenómeno. Los 50 minutos adicionales de actividad podrían reducir el descanso en periodos clave como la temporada de cría. Esto se traduciría en un mayor gasto energético, lo que obligaría a incrementar la ingesta de alimento .

Algunas especies, como los insectívoros aéreos, ya afrontan dificultades debido a la disminución de insectos en los entornos urbanos. Un aumento de las necesidades calóricas podría agravar la situación.

No obstante, los científicos también plantean la posibilidad de que el tiempo extra de actividad facilite la búsqueda de alimento y la reproducción.

La sensibilidad a la luz varía de forma notable entre especies y estaciones, lo que impide establecer una conclusión definitiva. Este aspecto abre la puerta a nuevas investigaciones para determinar los efectos reales a largo plazo.

Otros riesgos asociados a la iluminación artificial

Más allá del tiempo adicional de canto, los expertos advierten de otros riesgos vinculados a la contaminación lumínica. Entre ellos, destacan las colisiones contra edificios iluminados y la reducción de insectos , una fuente de alimento esencial para muchas aves de las ciudades.

El muestreo de la base de datos no cubre de forma exhaustiva todas las regiones del planeta. Sin embargo, los resultados son claros al señalar que la luz artificial tiene una incidencia global.

Los investigadores llaman la atención sobre la necesidad de políticas públicas que reduzcan la iluminación innecesaria en entornos urbanos.

Las aves de las ciudades serán un reto para la conservación en el siglo XXI

El estudio en Science subraya que la contaminación lumínica se ha vuelto omnipresente y afecta de manera directa a los organismos que dependen de los ciclos de luz y oscuridad. Las aves de las ciudades, en particular, son un ejemplo evidente de cómo estas alteraciones repercuten en los patrones de comportamiento.

La investigación plantea que documentar los efectos reales sobre la supervivencia y la reproducción de las especies será uno de los desafíos de la conservación en las próximas décadas.

Así, reducir la contaminación lumínica se presenta como una estrategia clave no sólo para proteger a las aves, sino también para preservar la biodiversidad en los entornos urbanos.