La reciente inauguración de la oficina de la Interpol en Barranquilla no es solo un acto protocolario: detrás de ella hay una estrategia clara para enfrentar a los llamados “capos invisibles”, narcotraficantes y criminales extranjeros que han convertido a la ciudad en un centro neurálgico del crimen transnacional en el Caribe colombiano.
Decenas de estos delincuentes de bajo perfil operan con negocios legales como fachada para lavar dinero y controlar rutas de tráfico de drogas, tráfico de migrantes y otros delitos de alto impacto, de acuerdo con Semana.
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Ubicada en el Comando de la Policía Metropolitana de Barranquilla, la nueva sede de la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol) tiene como mis