Menta. Mónica. Lino. Kira. Gofre. Cristi. Todos ellos tienen en común que comparten un flamante nuevo hogar en Cáceres. Por avatares de la vida y otras circunstancias relacionadas con la mala fe de sus cuidadores humanos, perros como los que llevan estos apodos han acabado en abandonados hasta que la Asociación Cacereña para la Protección y Defensa de los Animales les ha proporcionado refugio. Este colectivo lleva trabajando de forma desinteresada y voluntaria por los derechos de los animales desde los noventa y este año está de enhorabuena porque, tras años de esfuerzos y trámites, puede presumir desde este verano de unas nuevas flamantes instalaciones que den cobijo a sus futuros huéspedes temporales.
Aunque el albergue de la protectora lleva en funcionamiento en su nueva sede desde