El río Sinú ha trazado la historia de Montería. Hace un siglo, en sus orillas atracaban barcos con sal y telas de Cartagena, pero desde 1950, con la modernización y las carreteras, esta ciudad del norte colombiano le dio la espalda al río y su ribera pasó de ser motor de vida y dinero a un lugar temido.

"Era como algo viviente de los indigentes, muy difícil pasar por ahí por miedo a ser atracado", recuerda Lino José Pérez, que desde niño se gana la vida cruzando de lado a lado del Sinú a pasajeros y cargas en unas embarcaciones llamadas 'planchones'.

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Pérez nació hace 46 años en la orilla izquierda del río, un sector históricamente excluido, hasta que Montería volvió a abrazar el agua y la transformó de fr

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