Un acto que marca inicio también es acto que marca un final. Y el ritual manda que las falleras mayores de València vigentes se despidan en el que es, sin duda, un auténtico reto, ahora multiplicado ante un auditorio aún más grande. Así fue como, tras salir las cortes de honor haciendo arco, fue el turno de Berta Peiró y Lucía García. Y salieron no ya airosas, sino brillantes, del desafío. Algún día habrá que poner más en valor el reto que supone -y especialmente a las infantiles- afrontar el discurso. Una despedida casi íntima, con los teléfonos móviles encendidos, y apuntes melancólicos de la versión Crida de El Fallero despidieron a ambas tras el parlamento.
Pasarán a la historia todas por ser las falleras de la dana, y ese fue el primer mensaje, dedicado a «esa tierra a la que el agua