El país no puede sostenerse sólo con números de déficit cero, sin políticas que prioricen a la industria y el comercio, que protejan al mercado interno y que frenen el cierre masivo de empresas. Las pymes están desapareciendo y, con ellas, el motor real del empleo, el capital regional y la innovación productiva.

La obsesión por el equilibrio fiscal, ese mandato abstracto que el Gobierno Nacional defiende como piedra angular de su gestión económica, se ha convertido en una cárcel para las pequeñas y medianas empresas de la industria y del comercio minorista en Argentina. Los presupuestos que priorizan el déficit cero pero excluyen un componente central como la producción nacional no reconstruyen, sino que destruyen.

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