Una vez más, el modo de justificar la vida cambió de rostro. Si antes la garantía estaba puesta en Dios y la comunidad, hoy se mide en la consagración de cierta identidad. La exigencia contemporánea no pasa tanto por la acumulación de bienes como por demostrar éxito y aspirar a trascender.
Así lo explica María Pilar García Bossio , profesora de Sociología en la Universidad Torcuato Di Tella y becaria doctoral del CONICET, quien analiza cómo este mandato atraviesa a la sociedad actual y por qué recae con más fuerza sobre los varones.
Según la RAE, el éxito es el “ resultado feliz de un negocio, actuación ”. En la actualidad, esa definición se traduce en un mandato social -el más imperante, tal vez-: medir cuán valiosa es la vida individual a partir de la acumulación de bienes tangible