El entramado científico-tecnológico va ganando cada vez más presencia en la economía argentina. Más allá de las materias primas estratégicas y el desarrollo industrial, en este primer cuarto del siglo 21 es clave la capacidad de transferir el conocimiento a empresas que hagan de estas ideas negocios viables, tanto para el mercado interno como para exportación.
Para impulsar este círculo virtuoso, hacen falta, entre otros elementos, una cultura que fomente la aparición de emprendedores y un ecosistema sólido en el que los sectores público y privado sumen sus esfuerzos.
Córdoba tiene un polo de conocimiento muy desarrollado, asentado en sus numerosas universidades, lo que la sitúa entre los sistemas de transferencia de tecnología más activos e innovadores de la Argentina y la región.
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