Vidas ejemplares Luis Ventoso

«Pa chulo, el menda»

Que no, Pichona, que tú no vas ahí un sábado por la tarde solo porque lo diga el pájaro ese, que le vayan dando

Un gran amigo, hoy un eximio escritor, me cuenta a veces sus batallitas en las discotecas de finales de los ochenta y primeros noventa. Para pagarse sus estudios ejercía de ocasional pinchadiscos (todavía no había aparecido lo de «diyei», el término petardo actual). En invierno animaba salas de fiestas del rural gallego, donde los jóvenes trabajadores vivían un breve paréntesis dominical de fantasía con bola de espejos antes de volver a la rueda gris del trabajo. En verano se trasladaba a discotecas punteras del Levante. Siempre me repite lo mismo: la noche discotequera fue para él una magnífica cátedra sobre los torbellinos

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