Un apartamento turístico en Torremolinos, papelinas, tres jóvenes, juguetes sexuales… Y un sacerdote de 45 años detenido, el que hasta hace un par de semanas era un referente en Toledo: el vicario para el Clero, esto es, el responsable de velar por los más de quinientos curas de una Archidiócesis que es motor eclesial y referente en ortodoxia. La Iglesia, en la palestra mediática, y el debate reabierto en las sacristías que va más allá de la deriva de un presbítero aparentemente ejemplar hasta que hace unos pocos meses comenzó a ausentarse de reuniones y fallar en sus responsabilidades. Su repentino proceso de adelgazamiento hacía pensar en una enfermedad y justificar su comportamiento irregular. Pero había algo más. Nadie en su entorno sacerdotal ni en la Curia supo intuirlo para salir a
El caso Torremolinos: la generación de los curas vulnerables

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