Se le decía tranvía de sangre. Es raro el nombre. No fue una invención de estos confines del mundo, el primero del que se tiene registro apareció en 1807 en Gales, regentado por la Oystermouth Railway, que usaba carruajes tirados por caballos; en 1932 se desarrolló uno más en Nueva York. Se trató de un gran invento, pues los carruajes se deslizaban por rieles, por donde las ruedas se deslizaban mejor que por las carreteras destapadas o por los adoquines. Aparecieron líneas en Chile, México, Cuba, Brasil, Argentina, Perú y Medellín.
Es extraño, pero poco se recuerda del tranvía de Medellín y sus apariciones en la bibliografía histórica es más bien escasa. En la ciudad apareció el tranvía de sangre el 23 de enero de 1887, “con unos vagones tirados por mulas de propiedad de una empresa de Ju