Ciudad de México . Cada América-Pumas se juega más allá de los puntos. No importa cómo lleguen los dos equipos: son 90 minutos en los que todo parece reducido al presente, a la mala fortuna de un gol recibido a última hora o el error de un defensor al resolver una jugada. Si las derrotas tienen la capacidad de ser determinantes, en los clásicos adquieren una relevancia mayor. Producen finales como el de ayer en el estadio Ciudad de los Deportes, donde miles de aficionados americanistas, protegidos con impermeables y chamarras para la lluvia, celebraron la goleada por 4-1 sobre uno de sus más acérrimos rivales en la Liga Mx.
Durante al menos 55 minutos, los felinos intentaron robar la idea sobre la que las Águilas sustentan su pasado ganador. Un descuido del uruguayo Sebastián Cáceres, qu