Por Rodrigo Ferrada: Siguiendo a la Roja en el Grupo A en vivo.
La taréa no era fácil. Salir en el principal coliseo de Chile, a representar a la nación ante 50 mil almas de corazón rojo, hombres, mujeres, niños, ancianos, todos presentes, y todos esperando ver el «futuro esplendor», que pueda nacer aquí en este torneo mundial juvenil y que nos saque del letargo internacional que vivimos como Federación de Fútbol, es un gran peso.
A esto súmale tener que no solamente afirmar tu condición de local, sino que también llevar la carga de mostrar la tradición del dominio, belleza y calidad del balonpíe sudamericano, en un escenario adverso, con un arbitraje polémico, ante un rival, que, pese a ser desdibujado y que denotaba la escaza experiencia del fútbol de Oceanía, logró incomodar e incluso