Fieles a su cita anual con el Santo Cristo de las Ampollas, el gremio de los Alarifes acudió ayer a la Catedral de Mérida para rendir homenaje al Hijo de Dios, a quien encomiendan su fe, trabajo y protección en el oficio de la construcción.
Este año, la agrupación celebró siete décadas de participar en esta tradición, y lo hizo con poco más de una decena de integrantes y sus familias, varios de ellos ataviados con trajes típicos.
El grupo se congregó en el interior de la Catedral, donde realizó una procesión hasta el altar. El presbítero Juan Pablo Moo Garrido, rector del máximo templo católico de Yucatán, impartió la bendición y dio la bienvenida a los alarifes.
Como ofrenda, la agrupación llevó estandartes y flores a la venerada imagen del Cristo Negro, colocada en el costado derecho