Otoño. Si la simple palabra connota madurez y nostalgia, en el contexto del simbolismo que emana de cada programa de la Orquesta Sinfónica de Yucatán evoca una suerte de dramatismo, contrastes y tormenta sensorial de la que es difícil abstraerse. Recordemos y revivamos porque ya es otoño; porque ya estamos en pleno corazón de la brillante primera parte de la temporada 44 de la OSY, y porque lo que aconteció anteanoche en la Sala de Conciertos del Palacio de la Música, bajo la batuta del director huésped Alfonso Scarano, debe ser reseñado.

El programa, cuarto de la temporada (septiembre-diciembre), significó una sucesión de piezas y emociones dignas de un viaje emotivo e introspectivo del que es difícil regresar, por lo menos, al instante. La tragedia, el ensueño, la sensualidad, el júbilo

See Full Page