Cada vez más investigadores argentinos son “seducidos” por países latinoamericanos como Brasil, Chile y en menor medida por Uruguay.

No se trata ya de una “fuga de cerebros” hacia Estados Unidos o Europa —algo histórico en la ciencia argentina— sino de un “fenómeno” que sucede desde hace al menos dos años a raíz de la crisis que enfrenta el sistema científico por razones presupuestarias (bajos sueldos, recortes para investigaciones y de becas, entre otros).

Los profesionales, altamente calificados, con estudios doctorales o postdoctorales o con becas, eligen migrar a países vecinos para continuar sus formaciones o desarrollar proyectos, con ingresos que triplican al que ofrece el sistema argentino.

“No lo piensan y se van tentados por los sueldos”, admitió a La Voz Mónica Balzarini, dir

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