El precio del litro de aceite de oliva se encarecerá de nuevo, pero no llegará a 10 euros
Londres El estado de la democracia británica es más grave de lo que parece a primera vista. Y no sólo por el crecimiento de la ultraderecha y de un nacionalismo inglés de marcado tono racista y xenófobo . Desde el punto de vista simbólico, la situación también es alarmante. No existe democracia sin representación. Y no existe representación sin escenario. Y el Palacio de Westminster, sede del Parlamento –Cámara de los Comunes y de los Lores–, el mejor teatro de Londres con diferencia, por donde pasan un millón de personas al año, cae a pedazos. Literalmente. Y está plagado de ratones. Tanto, que algún diario, con el ingenio habitual de los tabloides británicos, habla de ello como The Mouse of C