Los tiempos electorales aún no han comenzado oficialmente, pero como cristianos estamos atentos a lo que sucede en el ámbito político, pues las decisiones que tomamos como ciudadanos impactan directamente en el ejercicio de nuestra fe y en la formación de nuestras generaciones, tan valiosas para nosotros como creyentes.

Es lamentable que algunos actores políticos pretendan utilizar a los creyentes como moneda de cambio para sus intereses personales, especialmente cuando han demostrado previamente falta de integridad y de compromiso con los principios y valores de Dios.

Como hijos de Dios, no podemos ser partícipes de proyectos políticos contrarios a la vida, la familia y las libertades. No apoyaremos a personas que se alineen con grupos y partidos opuestos a los valores del Reino. La igl

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