El conjunto europeo resiste la carga final de los jugadores estadounidenses en una última jornada de infarto

La Ryder Cup, la gran cita del golf, el tercer acontecimiento deportivo más seguido tras los Juegos Olímpicos y el Mundial de fútbol. Nueva York, la capital del planeta. Donald Trump bajando del Air Force One para animar a su ejército. Michael Jordan en primera fila. En los palos, Scottie Scheffler, el número uno del mundo, y Bryson DeChambeau, un golfista disfrazado de estrella de rock. Más de 50.000 espectadores cada día en directo en el majestuoso campo de Bethpage y cientos de millones en televisión. Estados Unidos había diseñado una perfecta obra de teatro de Broadway. Contaba con el presupuesto, el escenario, los actores y la banda sonora. Y hasta estuvo a punto de redondea

See Full Page