La escena fue por demás criminal, sanguinaria y plagada de saña.

Fuera de sí, el hombre llegó a la esquina y se bajó de su motocicleta. Arma en mano, comenzó a perseguir a su rival, quien corrió y se guareció bajo un viejo auto en una cochera. Fue en ese momento, que el sujeto sacó el celular, activó la función linterna y alumbró debajo del coche, tras lo cual abrió fuego contra su vecino.

De nada sirvieron las súplicas de aquel. Fueron seis balazos.

Malherido, la víctima intentó escapar arrastrándose por el piso. Fue en ese momento que sobrevino la segunda parte del demencial ataque: el agresor guardó el revólver, se le acercó y comenzó a darle trompadas y patadas hasta matarlo ya en la calle.

El alevoso asesinato de Rubén Oscar Etchegaray, quien tenía 39 años, sucedió en la madrugada

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