
En el corazón de Andalucía habita una especie que refleja la historia y la tradición ganadera de la región: la churra lebrijana . Esta raza ovina , también conocida como churra marismeña , representa un legado cultural y ecológico.
Actualmente se encuentra en peligro de extinción , lo que la convierte en un símbolo de la necesidad de proteger la biodiversidad autóctona española. Sus generaciones han sobrevivido gracias a su gran adaptación a las marismas salinas y a los pastos inundables de la zona.
La churra lebrijana: una joya ganadera de Lebrija en riesgo
El nombre de la churra lebrijana revela su origen y linaje. Pertenece al tronco churro , uno de los grupos ovinos más antiguos de la península ibérica, y debe su denominación al municipio sevillano de Lebrija y a las zonas de la Marisma , donde históricamente se concentraba su población.
Esta raza ha sido reconocida como autóctona amenazada en el Catálogo Oficial de Razas de Ganado de España, y su conservación es vital para preservar la herencia genética de la región.
La churra lebrijana, originaria de las zonas bajas del Guadalquivir , se ha adaptado durante siglos a entornos húmedos y salinos. Se considera descendiente del Ovis aries celticus , y algunos estudios señalan que pudo ser la base de los ovinos criollos en América, como el churro navajo en Estados Unidos.
Características físicas y adaptaciones de la churra lebrijana
Según informa la Real Federación Española de Asociaciones de Ganado Selecto , la churra lebrijana se distingue por su rusticidad y su capacidad de adaptación a terrenos difíciles . Su cuerpo, de tamaño mediano y proporciones alargadas, presenta un perfil recto o subconvexo.
El color predominante es el blanco , acompañado de la pigmentación centrífuga típica del tronco churro: manchas oscuras en los ojos, hocico, orejas y extremidades. No es raro encontrar marcas grandes en mama, testículos, periné o región umbilical, y su lana es basta, con vellón abierto.
Los carneros adultos pesan entre 65 y 75 kilogramos y las hembras entre 40 y 50 kilogramos. Además de su robustez, esta raza destaca por su elevada prolificidad y aptitud lechera , lo que le permite alimentar a sus crías sin dificultades.
Su capacidad para sobrevivir en zonas inundadas o salinas es un ejemplo de adaptación extrema, lo que la hace única frente a razas más modernas y sensibles.
Producción y manejo extensivo de la churra lebrijana
La churra lebrijana está orientada principalmente a la producción cárnica . El cordero tradicional, denominado «pascual», se mantiene con la madre hasta alcanzar un peso vivo cercano a los 20 kilogramos, momento en el cual se realiza el sacrificio.
La carne de esta raza, por su calidad y características, es un producto apreciado en la gastronomía local, aunque su comercialización es limitada debido al reducido número de ejemplares .
El sistema de explotación es mayoritariamente extensivo. Los rebaños pastan diariamente en terrenos salinos y marismas , aprovechando rastrojeras de arroz o zonas inundadas.
Las instalaciones suelen ser rudimentarias o inexistentes, y rara vez se suministra alimentación complementaria , lo que refleja la adaptabilidad de esta oveja a condiciones naturales.
Conservación y la labor de la Asociación de Criadores de la churra lebrijana
Frente a la amenaza de extinción, la churra lebrijana ha recibido especial atención de criadores y autoridades. En 2017 se constituyó la Asociación Andaluza de Criadores de la Raza Ovina Churra Lebrijana , que coordina programas de cría y mantiene el Libro Genealógico.
Cada animal reproductor es evaluado según criterios morfológicos , y se clasifican como «Apto tipo A (Excelente)» aquellos ejemplares con puntuaciones sobresalientes.
Actualmente, la población en Andalucía es muy reducida: siete ganaderías con un total de 740 animales , de los cuales 380 son hembras y 22 machos reproductores. Gracias a estos esfuerzos, la asociación regula el uso de material genético y limita la reproducción que pueda comprometer la diversidad genética de la raza.
Preservar la Churra Lebrijana significa mantener viva una parte esencial de la historia ganadera de Andalucía , proteger el ecosistema de las marismas y conservar un vínculo cultural con Lebrija que se remonta siglos atrás.