Hace solo unos pocos días, me dejó pensando la reflexión con la que Elvira Lindo contestó a las precisas y, sin embargo, empáticas preguntas de Carles Mesa en RNE: “Mi fuerte era la espontaneidad, el ser un poco temeraria, el no tener miedo a decir esto o lo otro. Ahora lo piensas. Por un lado está bien, porque hay gente que no piensa nada de lo que dice y dice barbaridades. Yo no quiero herir. No quiero hacer daño. Y, ahora, vivimos en un ambiente en el que hay gente que disfruta haciendo daño. Y esa gente me da miedo”.

Hoy, veo de nuevo a Elvira, hoy lo hago por la tele, con el poderoso primer plano con el que se narra Salvados. Han ido a su pueblo, Ademuz. En el programa casi no hay imágenes de la aldea. Ni planos aéreos ni grandes planos generales. Y, en cambio, sentimos que estamos a

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