La pregunta ya no es solo qué aplicaciones tendrá la inteligencia artificial, sino de dónde saldrá la energía para sostenerla. El crecimiento exponencial de los centros de datos en Estados Unidos ha puesto en primer plano un tema decisivo: la seguridad energética .
Mientras se planifican nuevos reactores nucleares para cubrir la demanda futura, la construcción e implementación de estas plantas toma años. En el corto plazo, los data centers tienden a instalarse directamente en las zonas donde la energía está disponible: cerca de campos de gas natural, plantas hidroeléctricas o redes de generación con capacidad excedente. Así, pequeñas ciudades en estados como Texas o Virginia se ven de pronto convertidas en nodos globales de la IA, con inversiones multimillonarias, nuevos empleos y una