365 días
No soy una carga
Ciro Gómez Leyva
Le pregunto a Adán Augusto 70 días después del inicio de su crisis que cómo se siente al verse convertido en símbolo de oprobio para tantos, incluidos tantos de su propio bando. “Yo me siento muy bien, muy tranquilo”, responde sin aflicción. “Te lo digo coloquialmente: el que nada debe, nada teme. Esto es de a tiro por viaje y ya estoy acostumbrado a este tipo de cosas”. Persisto en el cuestionamiento, pero no se mueve un paso. Le digo que si no se considera una carga, un lastre para su grupo, partido, movimiento. “No lo siento así”, persiste él. “Tengo el apoyo de mis compañeras y compañeros senadores, cosa que agradezco mucho. He intentado ser eficaz al movimiento y, modestia aparte, creo que le hemos cumplido al movimiento y a mis compañeros