Llevo casi un mes probando el Motorola Razr 60 Ultra, un teléfono de tipo clamshell, lanzado hace un par de meses en Chile, con una correcta pantalla plegable dividida por una pequeña bisagra.

Hay algo familiar al sacarlo de la caja. Un eco del viejo V3 que varios tuvieron. Lo primero es el gesto. Cerrarlo. Ese clac. Es el sonido de colgarle a alguien con quien no quieres hablar más. Es el punto final de una frase. Cuando las despedidas estaban acompañadas de un sonido análogo. Y en medio de un mundo de notificaciones y vorágine permanente, hay algo de satisfacción en ese simple guiño.

Ahora, el nuevo Razr 60 Ultra cuenta, además, con una pantalla por fuera. No necesitas abrirlo todo el tiempo. Ves tus mensajes, cambias la canción, disparas una foto sin tener que desplegar el aparato, y

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