Fue tal la intensidad del partido, el esfuerzo con el que los futbolistas de Barça y PSG se batieron en duelo, que los tipos en calzones quedaron tan extenuados como quienes los miraban correr arriba y abajo. También sus instructores, Hansi Flick y Luis Enrique, dos entrenadores que entienden de qué va el fútbol en estos tiempos. Pedri se fue a diez minutos del final con el sufrimiento tatuado en su cara. Mal síntoma. Hasta que la noche se desmayó cuando Gonçalo Ramos, ya en el 90, arrastró a los azulgranas a la tierra para castigarles con su primera derrota de la temporada. El campeón de Europa sigue mirando desde arriba.
Flick no se casa con nadie. Si la hipérbole retoza con Lamine Yamal –Hustle Hard ya tiene un maniquí de su hijo al que alimenta con nuggets–, el entrenador le dice que