Fue hasta la octava entrada que un sencillo de Wells le permitió a los Yankees tomar la ventaja que a la postre sería definitiva

El hecho de que la rivalidad entre los Yankees y los Red Sox esté bajo los reflectores de una Serie de Comodín genera un fenómeno curioso, por supuesto que ambos equipos quieren ganar, pero sobre todo, no quieren perder.

La diferencia de los conceptos radica nada menos que en el orgullo, los Yankees tenían claro que no podían quedar eliminados en dos partidos y han salido enganchados desde el principio en busca del triunfo que les permitiera mandar la serie a un tercer y definitivo juego. La misión se cumplió y los del Bronx se llevaron un apretado triunfo 4-3.

Bajo el permanente rugido del Yankee Stadium , en la fiel representación de un acto de fe,

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