“Vanidad, mi pecado favorito” -Al Pacino, 1997, el abogado del diablo.
La gran mayoría de la sociedad percibe al abogado como sinónimo de conflicto, y esto es en gran parte por la trama de las películas, en las que se muestra como la sagacidad de un defensor puede ganar un juicio contra toda adversidad.
La realidad es que la justicia convencional y los “formalismos” procedimentales, pueden volver muy extensos a los conflictos, más cuando interviene la vanidad del abogado; por lo que la solución final se retarda más allá de lo que el justiciable desearía, generando múltiples afecciones, gastos o molestias.
En el marco del 20 aniversario del Centro de Medios Alternos de Solución a Controversias, vale la pena reflexionar la importancia de la justicia alternativa para una buena ciudadanía,