Barcelona se cansó. El campeón de España tuvo un comienzo vertiginoso, con ventaja incluida, pero sucumbió ante el desparpajo del campeón Paris Saint-Germain, que se impuso 2-1 en el final.
Dos rivales que se conocen mucho. No solo porque el técnico de los galos, el asturiano Luis Enrique, es hincha confeso y socio del Barça, sino porque el equipo del PSG dejó en el camino a los locales en la semifinal anterior de este mismo torneo.
Nada de eso importaba a Lamine Yamal, quien tenía una revancha personal frente a este adversario, el mismo que lo eliminó en los cuartos de la Champions League en 2024 y sin Balón de Oro, después de que Ousmane Dembélé -ausente ayer- ganara en las votaciones.
La estrella de los catalanes jugaba a otra velocidad y en otra dinámica que, en términos concretos,