¿Qué magia o embrujo tiene el cargo de presidente de un partido, así sea estatal, o municipal? ¿Qué cosa tiene que marea a quienes lo ocupan?

De repente, sin forma alguna, sin recato alguno quien, antes de ascender a ese puesto, se comportaba con la ‘normalidad’ que pueden poseer los integrantes de la clase política, y al malvado influjo del presupuesto partidario, decide promoverse personalmente como seguramente alguna vez soñaron: Con grandes espectaculares, en todos lados; que inunden la vista, que todos sepan, en este caso, que represento al más elevado valor del machismo chihuahuense: Aquí nadie se raja.

Más paradojas: Quien aparece en los anuncios, origen del presente comentario, -antes en varias bardas en Juárez- no es alguno de los típicos rancheros chihuahuenses; no, es una muje

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