El fútbol aporta beneficios integrales a niños y adolescentes, tanto físicos como mentales, según expertos en educación física. Además de mejorar la condición cardiovascular y fortalecer músculos, el deporte estimula la coordinación motriz, el balance corporal y promueve hábitos saludables.
A nivel psicológico, practicar fútbol favorece la liberación de endorfinas, lo que ayuda a reducir el estrés, la ansiedad y síntomas de depresión. Estos efectos contribuyen a elevar el estado de ánimo general y a incrementar la autoestima.
Cuando un joven juega al fútbol en equipo, también aprende valores fundamentales: la responsabilidad, el compromiso, la disciplina y la colaboración. Saber trabajar con otros, cumplir reglas y enfrentar retos de forma colectiva son destrezas útiles más allá del camp