La música no solo suena: cuenta historias, guarda memorias y une a la gente. En Iberoamérica, cada ritmo es un relato colectivo. Desde una cumbia que suena en un pequeño pueblo colombiano, hasta un merenguetón que se escucha en las nuevas discotecas de Venezuela, cada canción dice algo sobre quiénes somos y qué vivimos. El sociólogo Jesús Martín-Barbero escribió que “la música en América Latina es un tejido de memorias y sueños”, y no exageraba.

La sociología nos ayuda a entender cómo la música refleja y moldea la sociedad. Por ejemplo, en los años 70, la música en la voz o pluma de ciertos músicos, se convirtió en un altavoz de protesta ante autocracias y desigualdades. No solo eran melodías bonitas; eran mensajes con un destinatario claro: el pueblo.

Hoy, la tecnología ha cambiado la f

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