El impulso de trascender límites y dejar huella llevó a la humanidad a lanzar al espacio desde reliquias religiosas hasta automóviles y restos humanos. El ejemplo más reciente es el de un pequeño templo budista cubierto de lámina dorada, con una figura de Buda en su interior, que en diciembre de 2024 fue protagonista de un singular intento por alcanzar la órbita terrestre.

Aunque la misión no logró completar su objetivo, el cohete que lo transportaba superó los 110 kilómetros de altitud y consiguió, por primera vez, que el Dainichi Nyorai —el Buda del Cosmos— y su mandala viajaran al espacio exterior. Este episodio ilustró la creciente obsesión por enviar objetos, restos humanos , artefactos culturales y automóviles fuera de la atmósfera, en una nueva carrera que trascendió la cie

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