Juan Urdangarin siempre ha sido el hijo más reservado de la infanta Cristina. De todos los nietos de la reina Sofía, él ha preferido una vida en silencio, sin fotos, sin portadas y sin ruido mediático. Nada que ver con su hermano Pablo, que se mueve en el balonmano con naturalidad, ni con Irene, que últimamente acapara titulares por su carácter más libre. Juan, desde que alcanzó la mayoría de edad, tomó la decisión de poner un océano entre su vida y la de la prensa española. Londres fue el refugio perfecto para continuar sus estudios y respirar lejos del apellido que más quebraderos de cabeza ha dado a la Corona: Urdangarin.
Su infancia no fue fácil. Vivió en primera persona el escarnio público del caso Nóos . Escuchó a desconocidos gritar “chorizo” a su padre y vio cómo su madre tr