En el año 2015, un anecdótico 1,8% de los barceloneses consideraban que el acceso a la vivienda era el principal problema de la ciudad. No estaba ni el top 10 de inquietudes globales, lideradas entonces por el paro, asido a un grave crisis económica. Una década después, el derecho a quedarse a vivir en Barcelona ha escalado hasta la segunda posición, hasta el punto de que el 20,8% de la población considera que ya es la principal piedra en el zapato. Peor es la situación si se pregunta a nivel personal, pues la crisis habitacional ya es la primera angustia a la que se hace referencia. Este es el resultado de una de las encuestas, la de Servicios Municipales (6.000 participantes) encargada por el Ayuntamiento, que más y mejor radiografía los 73 barrios y 10 distritos de la capital catalana.
La preocupación por la vivienda se dispara en Barcelona por no desbanca la inseguridad

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