Lo que el alma busca
no es un nuevo lugar donde estar,
sino una nueva manera de mirar
Thomas Moore
Puede haber uno o varios momentos en la vida en que, durante unos instantes, detenemos la carrera por el estatus y las posesiones. Nos dejamos de poner metas, nos desconectamos del “modo supervivencia”, bajamos la guardia, los logros dejan de tener sentido y nos preguntamos: ¿y ahora qué?
Nos puede suceder a cualquier edad, generalmente a partir de los 30. Basta con haber cumplido deseos, sobrevivido a tempestades, coronado esfuerzos. De pronto el ruido externo e interno se apaga, se detiene el tiempo y brota una especie de “comprensión” metafísica, cuando el alma emerge sobre el ego para contemplar la vida y se queda azorada de lo que estamos haciendo con ella. ¡Qué desperdicio!, diría