La crisis que enfrenta Jaguar Land Rover (JLR) no tiene un desenlace inmediato. Lo que comenzó como un ciberataque a inicios de septiembre se ha convertido en un golpe prolongado a sus operaciones globales.
Lee también: Ahorra: cómo programar el llavero de tu auto paso a paso
Las líneas de producción permanecen paralizadas y la empresa no logró cumplir con su objetivo inicial de reinicio el 1 de octubre.
Puedes leer: Trump y las políticas que afectan a Ford en EE.UU.
El impacto ha sido profundo: más de un mes sin actividad en fábricas, retrasos en pedidos de piezas, acumulación de pagos a proveedores y pérdidas millonarias diarias. Todo ello pone de relieve lo vulnerable que puede ser una compañía automotriz ante un ataque digital bien ejecutado.
Producción detenida y pérdidas