Bajo un cielo gris que parece reflejar su destino incierto, Petróleos Mexicanos (Pemex) lucha por mantenerse en pie. El reciente anuncio de Fitch Ratings el 2 de octubre, que elevó su calificación crediticia a «BB+» con perspectiva estable, trajo un breve suspiro de alivio entre la penumbra financiera. Este respiro se debe a una inyección de 9.9 mil millones de dólares del gobierno federal para recomprar deuda, un salvavidas lanzado por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) en un acto de fe hacia el emblema energético de México. Sin embargo, detrás de este gesto se oculta una verdad cruda y desgarradora: Pemex está al borde del colapso, sangrando por el huachicol, tambaleándose bajo riesgos operativos que parecen insalvables, ahogada en una montaña de deudas y pasivos, y soste
Pemex: El Gigante Herido que Solo el Gobierno Sostiene

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