‎Aunque hoy en día la panadería Plaza Mayor, ya no forma parte del paisaje urbano de Maturín, para muchos sigue siendo un lugar icónico que marcó generaciones y dejó huellas imborrables en la memoria de los maturineses.

‎Luis Jiménez, uno de los entrevistados recordó la importancia del lugar, que durante décadas fue punto de encuentro tanto para reuniones de trabajo y para reencuentros familiares. “Fue uno de los restaurantes y panaderías de más aceptación en su momento”, expresó.

‎Para Mariana Zagaray, Plaza Mayor significó tardes de café y momentos sencillos compartidos con amigos. “Recuerdo que venía a comprar pan y era un sitio donde podíamos pasar el rato, tomarnos un café. El ambiente era bastante chévere porque la gente se reunía allí a conversar con su familia y amigos. Era un lu

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