Chile arrancó el Mundial Sub 20 con la ventaja de jugar en casa, en un Estadio Nacional lleno de público, y con la expectativa de superar la fase de grupos. La primera jornada trajo optimismo: la Roja venció 2-1 a Nueva Zelanda en un partido marcado por la entrega y el apoyo de 45 mil espectadores. Sin embargo, la segunda fecha frente a Japón evidenció los problemas estructurales del equipo. El conjunto de Nicolás Córdova fue incapaz de vulnerar la defensa asiática, generó pocas opciones claras y no logró concretar las que tuvo, dejando preocupación por la continuidad en el torneo.

La atención ahora se centra en el partido decisivo frente a Egipto, rival que llega sin puntos, tras perder con Japón y Nueva Zelanda, pero que carga con la urgencia también. El equipo africano se caracteriza p

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