Si las estadísticas no mienten - mienten, pero ahí vamos - el verano resulta demoledor para muchas parejas, que tras las vacaciones deciden emprender caminos separados. Según una estimación razonable, entre el 32% y el 36% de las rupturas (divorcios y separaciones) se producen entre los meses de septiembre y diciembre. El cuarto trimestre del año, por si solo, ya representa -aproximadamente- el 25% de todas las solicitudes de disolución del vínculo matrimonial, si sumamos las que se producen en septiembre, que significan entre un tercio y la mitad de las que se solicitan de julio a septiembre, tenemos que, efectivamente, después de las vacaciones nos separamos y divorciamos más, y que septiembre pueda ser declarado el mes de las separaciones.
Parece ser que eso de desear que lleguen l