La medicina moderna, aún centrada en un enfoque reactivo, alcanza logros notables en diagnóstico y tratamiento. Sin embargo, arrastra una deuda histórica: la prevención primaria. Desde que Leavell y Clark introdujeron el concepto en los años cuarenta, los avances han sido limitados, con la notable excepción de las vacunas. Hoy, las principales enfermedades asociadas al envejecimiento —cardiovasculares, cáncer, neurodegenerativas— siguen siendo abordadas tardíamente, con altísimos costos y resultados clínicos modestos.
El científico y cardiólogo, Eric Topol, sostiene en un reciente artículo que, por primera vez contamos con las herramientas necesarias para un cambio de paradigma. El punto de inflexión es la convergencia de la inteligencia artificial, los biomarcadores de precisión y los se