Es de desear que el Gobierno haga los cambios necesarios en materia política y económica que lleven a buen puerto. En ese caso se le debe apoyar, cualquiera sean los errores que haya cometido, y aunque no se crea que con ello pueda alcanzarse una solución definitiva.

De todos los males que habrían de precipitarse luego de las elecciones sobre el país éste sería el menor y cualquier indicio que demuestre la voluntad del Gobierno de oponerse a las ideas antiliberales debe ser aplaudido. No es el Gobierno el que está en juego sino el país.

Ojalá el presidente pueda reunirse amigablemente con los hombres más equilibrados en política y economía para intercambiar opiniones y si llega a ser necesario lo ayuden con su acción personal. Ante una emergencia esa sería la actitud más racional.

Es

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