En la NFL, los reflectores suelen estar reservados para las súper estrellas. Pero hay noches en las que el futbol americano nos recuerda que los héroes también surgen desde la resiliencia.

Eso fue lo que sucedió el jueves, cuando Kendrick Bourne se convirtió en la chispa de la victoria de los 49ers de San Francisco (26-23) sobre los Rams.

La ofensiva llegaba limitada, sin Brandon Aiyuk, Jauan Jennings, George Kittle y Ricky Pearsall. Todo apuntaba a un escenario cuesta arriba.

Sin embargo, Bourne respondió con una actuación memorable: 10 recepciones, 142 yardas y la certeza de que la fe y el trabajo duro siempre encuentran recompensa.

Su historia es la de un hombre que nunca tuvo el camino fácil.

Nacido en Portland, Oregon, no creció bajo el foco de las grandes universidades. En la de

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