Los escándalos que envuelven a las principales figuras de Morena dejan a la presidenta como la mayor representante de la austeridad, honestidad y devoción por el trabajo que promovió el fundador del partido
La presidenta Claudia Sheinbaum caminaba hacia el Zócalo para dirigirse a las multitudes. Era marzo, en plena crisis por la guerra arancelaria de Donald Trump. Sheinbaum pasó detrás de los dirigentes de Morena, que no la vieron porque estaban ocupados tomándose una foto . A decir de los analistas, el episodio mostraba el ensimismamiento de Morena y sus principales figuras. A un año de ese retrato familiar ―sin Sheinbaum―, la realidad confirma que la presidenta y el partido caminan por direcciones distintas. Una encuesta reciente de Enkoll muestra que, mientras la simpatía de los ci