La prórroga del peaje del Huerna hasta 2050 es un insulto político a los asturianos. No se trata de una cuestión técnica ni jurídica; más bien parece una decisión deliberada -la enésima- de mantener a Asturias en el margen, en la periferia. Es muestra del interés, ya no escondido, de convertir a esta región en un territorio de peaje perpetuo. El mismo Estado que liberó autopistas en Cataluña y rescató las radiales de Madrid con miles de millones de dinero público, rechaza actuar aquí de la misma forma. ¿Hay derecho?

El argumento del secretario de Estado de Transporte, al declarar que «quitar el peaje tendría costes milmillonarios que pagarían los ciudadanos», es falaz y tramposo. Todo lo público lo pagan los ciudadanos, empezando por la sanidad y la educación. Del mismo bolsillo salieron

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